Vivimos en un entorno laboral exigente marcado por una gran velocidad de cambio que fuerza a las empresas a una adaptación constante.

Al mismo tiempo, las empresas se enfrentan al reto de mantener una productividad creciente para ser competitivas en el mercado.

Esto hace necesario una transformación de la cultura empresarial que compagine las exigencias diarias de la actividad profesional con la promoción de medidas que apelen a las softskills, aquellas cualidades relacionadas con las habilidades interpersonales y emocionales.

Según diversos estudios, las empresas que promueven prácticas que fomenten el bienestar dentro de la empresa mejoran la calidad de vida de sus empleados y aumentan su rendimiento en un 20%.

Potenciar el capital humano en una empresa es imprescindible, ya que es su principal activo y el recurso más flexible y duradero.